Hacía mucho tiempo que no publicábamos una entrada dedicada a una de nuestras grandes aficiones: las segundas oportunidades. Somos muy dados a renovar, reciclar y reutilizar todo tipo de muebles, sobre todo cuando nos damos una vuelta por el desván y vamos encontrando muebles de nuestros padres o abuelos, que llevan ahí 30, 40 ó más años, y es un placer desempolvarlos, contemplarlos, acariciar cada una de las muescas que tienen y pensar que, si hablasen, nos contarían maravillosas anécdotas familiares que nos emocionarían.
Este mueble estuvo en casa de nuestros padres, colocado en distintas zonas de la casa, hasta hace unos 20-25 años, que alguien decidió cambiarlo por otro. Y desde entonces estaba guardado, esperando su "segunda vida".
Una vez lijado entero para eliminar la capa de barniz, una sola mano de imprimación sirvió para ocultar la veta de la madera de cerezo, y a continuación dos manos de pintura a la tiza traida de Estados Unidos, en un suave tono gris-azulado, nos transforman la pieza en otra totalmente distinta. Los antiguos tiradores de bronce se sustituyeron por pomos de nácar, con dibujo de estrella, que pertenecieron a una cómoda antigüa que nuestros abuelos tenían en un cuarto de baño, allá por los años 1930-40, más o menos.
Aunque las fotos no le hacen justicia, os aseguramos que el resultado ha sido espectacular.
"UNA SEGUNDA VIDA"
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